domingo, 12 de septiembre de 2010

RECUERDOS DEL PASADO

Sentada en mi silla de escritorio, observo mi album de fotos. Todo mi pasado está plasmado en un simple papel a color. Pero, si explican mi vida, ¿por qué no me dicen nada? Tal vez sea que no les estoy prestando atención. Tan sólo me he fijado en una extraña fotografía, que parece como si la hubieran rajado. La saco del álbun, y la observo mientras los recuerdos vuelven a aflorar de nuevo en mi mente. Aquella tarde en el parque, cuando nos dimos nuestro primer beso frente a una cámara sincronizada. Pero de ella sólo queda la imagen de una niña, de puntillas con las manos agarrando algo. No me hace falta saber qué es lo que falta en esa fotografía, teniendo aún mis recuerdos. No me hace falta la otra parte para ver a un chico rubio, de mirada tierna y una cabeza más alto que yo, que me coge las manos y me besa en el momento justo en el que dispara la cámara. Como tampoco me hace falta mirar las siguientes imágenes, en las que vuelvo a salir sola, para saber que aquel niño es pasado, y que el pasado, por muchas fotos que haya para recordarlo, nunca volverá a nosotros.

SUSPIRANDO EN LA VENTANA AL ANOCHECER

Y aquí estoy, apoyada en mi ventana, viendo sin ver tu reflejo soñoliento en mi cristal, adornado por la brillante luna llena. Tu cara reposa tranquila, y parece que una inexistente sonrisa emarca tu rostro. Las pequeñas estrellas que lo rodean lo embellecen, y en contraste con la negra noche, tu piel resplandece de forma sutil. Dejo que el vaho, que sale de mi boca en un suspiro, empañe por un momento los cristales, dejándote oculto tras una cortina tráslúcida. Te mando un beso mensajero a tu corazón, esperando recibir otro como respuesta, y después vuelvo a susirar en la ventana. Una gotita cae, y miro al cielo, que se cubre de nubes en poco tiempo. Mientras, el tic-tac de mi reloj resuena con ruido sordo en toda la estancia, marcando la hora. Pero estando tú aquí, no puedo hacerle caso, no puedo irme a dormir; estando tú aquí no me puedo permitir irme a la cama, arroparme con gruesas mantas e ignorar tu reflejo en el cristal, esperándome. Sólo puedo aguardar mientras te miro, a que caigan más gotas de agua, a que comience la tormenta, y, cuando baje el primer rayo, que se lleve tu reflejo tras sí, para no dejar nada a su paso. Entonces, resignada y cabizbaja, me dirigo a la cama, me arropo entre las sábabas, y dejo que mi último pensamiento, primer y último sueño, y primer pensamiento al levantarme, sean para ti.

LA BELLA ETERNIDAD

El placer goloso de todo amante del tiempo, la eternidad. El premio al que lograse controlar al escurridizo y huidizo tiempo, si es que tal cosa se pudiera hacer. La eternidad, el último y primer segundo de cada minuto de una hora indefinida. El tiempo correrá, pero ella se mantiene siempre con su belleza de porcelana. Nadie se ha conocido como poseedor del tiempo, lo que aún lo convierte en un mayor deseo de adquisición, como la manzana a Eva en el paraíso. ¿Quién no sucumbiría a ella y sus encantos?, ¿quién sería capaz de renunciar a la vida eterna, el placer que se va buscando desde el inicio de los tiempos?, ¿acaso la eternidad está entre nosotros, y la ignoramos?
Tal vez luego no nos guste si alguna vez la alcanzamos, tal vez sea un insufrible horror aquello de alargar el tiempo indefinidamente, y ver morir consecutivamente a la gente que amas. ¿Por qué no conformarse con amar, y vivir cada segundo de la vida como si en él se escondiera la eternidad?

SER HUMANO, SER IMPERFECTO

Dios no se equivocó al pensar que había creado la máquina más perfecta. La máquina se constituía de extremidades superiores e inferiores, como todos los mamíferos, pero con una sencilla razón. Había conseguido dotarla de consciencia e inteligencia. E honor a su creación, la llamó "ser humano".
Pero cometió un error. La máquina desde fuera era perfecta, sin duda, pero al ponerla en marcha Dios no reparó en lo que sucedería. El ser humano estaba dotado de sentimientos, complementarios y contradictorios, por lo que al mismo tiempo que el amor y el bien se extendían por el mundo, también lo hacían el odio y la maldad a partes iguales. Mientras el amor y el bien actuaban con buenas obras, el odio y la maldad no dejaban más que destrucción a su paso. Se creó una línea invisible entre aquellos sentimientos tan contradictorios. Todo el mundo pensaba que quien poseyera amor sería bueno, pero, ¿acaso detrás del amor no queda el odio?, ¿acaso de la maldad uno no se puede arrepentir?
No se pueden separar los sentimientos. Simplemente, porque son una cadena, de la que detrás de uno bueno vendrá uno malo y viceversa. Tan solo podemos intentar vivir los buenos y exprimirlos en cada segundo de su duración. Y cuando los malos asomen la cabeza, que también la asomen el perdón y la comprensión. Tan sólo así es como podremos disolver las cosas que causan millones de lágrimas hoy en el mundo.

¿QUÉ SIGNIFICA "AMIGO"?

"Amigo", un término que a menudo utilizamos en nuestra rutina diaria, pero no le damos el valor que en realidad merece.
Los amigos, son aquellos que siempre están ahí, aquellos que te escuchan y dan consejo, que te advierten del peligro, que comparten sus éxitos contigo, que te cuentan sus inquietudes, que te defienden del enemigo. Son aquellos que pasan tus deslices, que perdonan tus ofensas, que te aceptan como eres, que darían lo que fuera por salvarte.
Tan sólo es amigo el que pagaría con su vida por ti.
Cada amigo es un pequeño pedacito de tu corazón, una parte más de ti que siempre te acompaña, salvando cualquier obstáculo de la distancia. Así que, no te dediques a perder amigos, porque algún día te darás cuenta que poco a poco también has perdido tu corazón.

ESE SERÁ


El único que vendrá a ayudarme,
el único que me dará abrigo,
el único que sabrá calmarme,
ése será mi amigo.

LA MAGIA


Oh, sí, la magia, aquel caprichoso ser, aquel que es añorado por todos, se esconde y se burla de nosotros constantemente, haciendónos anhelarla aún más. Nos espera en cada esquina, y al volver la cabeza tan solo encontramos un rastro de aire. Siempre actúa de noche, y como es tan escaso su aparecer, hay personas que nos hacen creer mentiras, como que ella ha muerto, pero lo que en realidad desean es capturarla y hacerse con su poder. Pobres ignorantes, no saben que la magia solo se dejará ver si ella así lo desea, y que ni con la más vil de las trampas conseguirán engañarla.
Pero yo he descubierto el secreto de la magia, que todo el mundo desconoce. Ella necesita corazones puros en los que habitar, corazones e ilusiones que crean en ella para que pueda seguir viviendo y así no morir por olvido. Y cada vez quedan menos personas en el mundo que creen en ella, y como sigamos así morirá de verdad. Por eso, cree en ella, deja que se aloje en ti, deja que la magia crezca, y no la dejes escapar.

jueves, 9 de septiembre de 2010

MURALLAS DE UN CORAZÓN DE HIELO


El fuego iba lentamente derritiéndolo todo, abriéndose paso a través de aquel lugar frío e inhóspito en el que seguramente nadie se había atrevido a entrar jamás.
Pero eso no parecía importarle, y caminaba con la dignidad de un rey sobre sus lenguas de fuego mientras observaba con profunda satisfacción como todo el hielo se consumía sin oponer resistencia alguna. Del que en el pasado hubiera sido aquel imponente lugar, con sus escarpados acantilados de hielo, que se alzaban como murallas protectoras a las que nadie habría osado traspasar, ahora no quedaban mas que míseros charcos de agua tibia.
Hubiera parecido el final de una batalla horrible en la que se habían enzarzado dos criaturas universales, de no ser por el calor que se estaba estableciendo en ese lugar, curando todas las grietas del hielo.
Finalmente, el calor alcanzó el núcleo del que salía todo aquel hielo, pero estaba ya tan débil que dejó que el fuego también lo derritiera por completo. Entonces se oyó un débil latido, que poco a poco fue cobrando un ritmo constante. Aquella cosa comenzaba a bombear calor, a repartirla con más rapidez que el fuego incluso, pues era joven y había revivido con una extraña fuerza sobrenatural.
Era una nueva sensación, igual de intensa que la anterior, pero me hacía sentir viva, cosa que antes no. Me estremecí, no se muy bien si de gratitud o de miedo, porque no sabía que sentimientos habitaban dentro de mí. Tenía miedo de no saber que hacer, de perderme y volver a la cueva de hielo en la que había habitado durante todos estos años.
Pero, una vocecilla en mi interior me decía que no iba a perderme, que ahora tenía una razón para sonreír, que aquella sensación viviría siempre en mí. Le hize caso, y confié en ella. Sonriendo dejé que aquel calor me acabara de fortalecer.
Y así fue como consiguieron derribar las murallas de hielo que guardaban a mi pequeño corazón.