martes, 13 de septiembre de 2011

Tic, tac.

Tic, tac, tic, tac, y pasa el tiempo lento y rápido al mismo son. Y todo lo que encuentra se lo lleva al olvido, impidendo disfrutar de nada, como el duce gusto de miel que queda en la boca del semifinalista. Marca con su continuo repiqueteo el paso de las horas, para que no perdamos conciencia de él. Pero, cuando el minuto pasa, nada puedes hacer para recuperarlo. Cuando la palabra sale de tu boca, nada puedes hacer para detenerla, y cuando no coges el teléfono tras una hora de continuas llamadas, nada puedes hacer para recuperarlas, porque el tiempo discurre, y todo eso ya ha pasado, y no hay nada para borrarlo. El tiempo, la peor condena del ser humano, encerrada en los simples mecanismos de un reloj en el escritorio, es la única razón por la que no podemos respirar nunca tranquilos. Es la causa de que cuando nos hacemos mayores, sólo recordemos cosas que ocurrieron, y el tema de conversacion en las comidas sea "Yo a tu edad..."
Tic, Tac.

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