domingo, 12 de septiembre de 2010

SER HUMANO, SER IMPERFECTO

Dios no se equivocó al pensar que había creado la máquina más perfecta. La máquina se constituía de extremidades superiores e inferiores, como todos los mamíferos, pero con una sencilla razón. Había conseguido dotarla de consciencia e inteligencia. E honor a su creación, la llamó "ser humano".
Pero cometió un error. La máquina desde fuera era perfecta, sin duda, pero al ponerla en marcha Dios no reparó en lo que sucedería. El ser humano estaba dotado de sentimientos, complementarios y contradictorios, por lo que al mismo tiempo que el amor y el bien se extendían por el mundo, también lo hacían el odio y la maldad a partes iguales. Mientras el amor y el bien actuaban con buenas obras, el odio y la maldad no dejaban más que destrucción a su paso. Se creó una línea invisible entre aquellos sentimientos tan contradictorios. Todo el mundo pensaba que quien poseyera amor sería bueno, pero, ¿acaso detrás del amor no queda el odio?, ¿acaso de la maldad uno no se puede arrepentir?
No se pueden separar los sentimientos. Simplemente, porque son una cadena, de la que detrás de uno bueno vendrá uno malo y viceversa. Tan solo podemos intentar vivir los buenos y exprimirlos en cada segundo de su duración. Y cuando los malos asomen la cabeza, que también la asomen el perdón y la comprensión. Tan sólo así es como podremos disolver las cosas que causan millones de lágrimas hoy en el mundo.

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