domingo, 12 de septiembre de 2010

LA BELLA ETERNIDAD

El placer goloso de todo amante del tiempo, la eternidad. El premio al que lograse controlar al escurridizo y huidizo tiempo, si es que tal cosa se pudiera hacer. La eternidad, el último y primer segundo de cada minuto de una hora indefinida. El tiempo correrá, pero ella se mantiene siempre con su belleza de porcelana. Nadie se ha conocido como poseedor del tiempo, lo que aún lo convierte en un mayor deseo de adquisición, como la manzana a Eva en el paraíso. ¿Quién no sucumbiría a ella y sus encantos?, ¿quién sería capaz de renunciar a la vida eterna, el placer que se va buscando desde el inicio de los tiempos?, ¿acaso la eternidad está entre nosotros, y la ignoramos?
Tal vez luego no nos guste si alguna vez la alcanzamos, tal vez sea un insufrible horror aquello de alargar el tiempo indefinidamente, y ver morir consecutivamente a la gente que amas. ¿Por qué no conformarse con amar, y vivir cada segundo de la vida como si en él se escondiera la eternidad?

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