domingo, 24 de octubre de 2010

CARTA SIN REMITENTE


Querido amor, ángel del cielo, protector de los sueños, hoy he de confesar que de tu belleza quedé prendida desde la primera noche que pisaste mi lecho. A escondidas te miraba, mientras tu no atendías. Venías a mi cuarto todas las noches, en respuesta al escuchar el ti-lín de mi llamador, pero no eran malos sueños los que tenía, sino dolor de corazón. ¿Es que acaso en el cielo no se dieron cuenta de que al bajar tú nadie podría dormir al verte? ¿O acaso lo hicieron a propósito?
Sé de antemano que no puedo aspirar a tu amor, que no soy más que una simple niña, que tú eres un ser divino y cada noche duermes tranquilo en el limbo sin pararte a pensar ni un solo momento en mí
Pero no estoy afligida, no tengo dolor, ya que si de soñar no me privaron, ¿por qué no soñar con vos?

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