domingo, 24 de octubre de 2010

ME DI CUENTA DE TODO CUANDO TE PERDÍ


Me engañé a mí misma
pensando que tu eras la culpable
del daño que un día yo cometí.

No atendía a razones, tampoco a acciones
tan cegada por la soberbia había de estar
que sin darme cuenta un día te hice llorar.

Te alejaste de mí, y no te culpo.
en ese momento no era yo
y entonces no advertía
cuan grande sería mi dolor.

El dolor se convirtió en odio,
más tarde en rencor,
hasta que un día exclamé: ¡Basta!
Pero con eso no acabó.

Cuando el odio se disipó
no quedó nada dentro de mí
salvo un vacío insoportable
que sabía que se debía a ti.

Mucho tiempo tardé en admitir
que sin ti ya nada igual era,
pero solo me di cuenta de ello
cuando se curó mi ceguera.

Mas un día, mi voluntad derrumbó
a la soberbia que en mi habitaba
y me dirigí hasta ti
Con el fin de aflorar
lo que un día habia sido
una amistad sin igual.

Me abrazaste y consolaste,
aún siendo yo la culpable
me pediste tiempo para pensar
y aunque nunca lo haya dicho,
por aquí te remito:
Te doy todo el tiempo que quepa
dentro de la eternidad,
pues si pude esperar todo un año
sin querer saber nada de ti,
ya es mucho que sólo pidas tiempo
Para volver junto a mí.

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