domingo, 24 de octubre de 2010

INSTRUMENTOS DE UN ESCRITOR


Me siento en la silla de mi polvoriento escritorio, observando cómo la luz dorada del atardecer se filtra en polvos dorados a través de la ventana. En mi viejo escritorio tan sólo hay un simple bolígrafo y un papel amarillento. ¿Es que acaso necesito más? Mi imaginación comienza a funcionar, y miles de mundos afloran en mi mente. Seres imaginarios comienzan a salir de sus escondites, sentimientos anónimos me llenan como nunca. Sólo debo alargar los dedos, tan sólo eso, y cogeré el bolígrafo. Lo estrecharé entre mis dedos; tendré en mi mano el mejor instrumento de un escritor. Después acercaré mi silla de ruedas a la mesa, y colocaré el papel enfrente de mí. Y así, llena de ilusión y confianza, acercaré el bolígrafo al papel y dejaré que los dos objetos se fundan y se complementen en uno solo. Así escribiré las líneas de mi primer libro.

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